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Ejercicios contra osteartrosis degenerativa generalizada (página 2)



Partes: 1, 2

Los ejercicios para la ostiartrosis tienen un efecto general y
un efecto local.

  • 1. Efecto local:

Las articulaciones se
ven favorecidas por el ejercicio ya que el estiramiento de
capsulas y ligamentos, junto a un estimulo de secreción
sinovial hace mas fácil la realización de los
movimientos.

  • 2. Los movimientos pasivos:

Pueden distender, estructurar fibras que pueden
estar acortadas o retraídas.

  • 3. Efectos generales:

  • El ejercicio produce un aumento del trabajo
    cardiaco, que puede producir a una mejor
    vacularización.

  • Si los movimientos son generalizados y de
    suficiente intensidad pueden aumentar la circulación
    general.

  • El ejercicio conlleva efectos
    psíquicos favorables y produce aun estado
    físico satisfactorio, factor importante por sus
    repercusiones en el deseo de recuperación de la
    enfermedad.

Los movimientos esqueléticos se producen en las
articulaciones y el tipo y grado de movimiento
posible depende de la estructura
anatómica precisa de la articulación y de la
posición de los músculos que la accionan.

Las articulaciones ligeramente móviles o
secundariamente cartilaginosas están situadas todas en el
plano medio y permiten un grado limitado de movimiento por la
compresión de un disco fibrocartilaginoso interpuesto
entre las superficies óseas, por ejemplo, la
sínfisis del pubis y las articulaciones de los cuerpos
vertebrales.

Las articulaciones libremente móviles o sinoviales son
las más numerosas del cuerpo y, con una sola
excepción, comprenden todas las articulaciones de los
miembros.

Características morfológicas

Las zonas adyacentes de hueso están recubiertas con
cartílago articular hialino, que es liso, resistente y
reduce la fricción. Los ligamentos de tejido fibroso
blanco son flexibles y fácilmente plegables y no ofrecen
resistencia a la
amplitud normal del movimiento, pero no son elásticos e
impiden los movimientos excesivos o anormales. El estiramiento
excesivo de este tejido estimula los receptores sensitivos, que
posee en abundancia, produce dolor y espasmo en los
músculos antagonistas a la fuerza
responsable del estiramiento. El ligamiento capsular completa
firmemente la articulación y contiene la membrana sinovial
que segrega el líquido sinovial que lubrica la cavidad
articular y contribuye, con toda probabilidad,
a la nutrición
del cartílago. Los ligamentos de la articulación,
que constan de engrosamientos localizados de tejido fibroso,
refuerzan la cápsula, y los ligamentos accesorios, que
pueden ser intra o extracapsulares, proporcionan un refuerzo
adicional. Los tendones o expansiones fibrosas de los
músculos actúan, a veces, como ligamentos. En
algunas articulaciones se hallan interpuestas estructuras
cartilaginosas o almohadillas adiposas que contribuyen a una
mayor congruencia de las superficies articulares o actúan
como amortiguadores. Generalmente se adhieren a la cápsula
por su circunferencia y se hallan envueltas por la membrana
sinovial. Los estímulos sensitivos de la
articulación registran el dolor, la presión y
el sentido de la posición en el espacio y son transmitidos
por los nervios que inervan los músculos que actúan
sobre la articulación. La nutrición procede de los
vasos sanguíneos de los tejidos vecinos.
Las articulaciones se estabilizan por la contracción
armónica de los músculos y son accionadas por
el trabajo
coordinado de los grupos opuestos.
También pueden moverse pasivamente por una fuerza externa
cuando los músculos están relajados.

Clasificación

Las articulaciones pueden clasificarse según los
movimientos que realizan.

Uniaxiales. El movimiento se realiza en un eje: en
una articulación en charnela, la flexión y la
extensión (por ejemplo, la rodilla); en una
articulación en pivote, el movimiento es rotatorio (por
ejemplo, la articulación atloaxoidea).

Biaxiales. El movimiento se realiza en dos ejes. Una
articulación condílea permite cuatro movimientos
angulares, flexión, extensión, aducción y
abducción, y una combinación de estos cuatro
denominada circunducción (por ejemplo, la muñeca);
y una articulación troclear es semejante, como la
metacarpofalángica del pulgar.

Poliaxiales. Los movimientos se producen en muchos
ejes, como sucede en las articulaciones esféricas:
permiten los cuatro movimientos fundamentales y además la
circunducción y la rotación (por ejemplo, la
cadera).

Planas. Solamente permiten pequeños
movimientos de deslizamiento, siendo probablemente de carácter más o menos poliaxial (por
ejemplo, la acromioclavicular).

Algunas articulaciones permiten pequeños movimientos en
determinadas posiciones que no pueden ser practicados
voluntariamente.

En condiciones normales, los movimientos articulares
están generalmente limitados por la tensión de los
músculos opuestos, por el contacto de las partes blandas o
por la tensión de los ligamentos. Por ejemplo, la
abducción de la cadera está limitada por la
tensión de los músculos aductores, la
flexión de la cadera con la rodilla está limitada
por el contacto del muslo con el abdomen y la extensión se
halla limitada por la tensión de los músculos
flexores y del ligamento iliofemoral. La amplitud del movimiento
activo es generalmente mayor que la del pasivo debido a la
relajación recíproca del grupo de
músculos antagonistas.

Limitación de la amplitud del movimiento
articular

Los traumatismos y las lesiones pueden afectar a todos o a
cada uno de los componentes morfológicos de una
articulación y conducir a una limitación de la
amplitud normal del movimiento. Los factores que generalmente
producen limitación son:

a) Engrosamiento de la piel, fascia
superficial o tejido cicatrizal. Producen una limitación
tanto activa como pasiva de la amplitud.

b) Debilidad o insuficiencia muscular. La debilidad o
flaccidez de los músculos limita la amplitud activa si la
potencia de los
músculos es insuficiente para vencer la resistencia
ofrecida por el peso de la zona que se mueve. El engrosamiento o
espasticidad de los músculos limita o impide tanto el
movimiento activo como el pasivo, ya que los músculos
antagonistas al movimiento son incapaces de relajarse y de
permitir que se realice.

c) Formación de adherencias. Éstas
limitan el movimiento activo y el pasivo. La formación de
adherencias se produce después del derrame de un exudado
serofibrinoso en la vecindad de la articulación o en el
interior de la propia articulación. Las estructuras
articulares quedan empapadas por este exudado, que si no se
extrae rápidamente, sus componentes fibrinosos
«aglutinan» las fibras colágenas de los
ligamentos y tendones. Este «aglutinado» fibrinoso
constituye la adherencia que, al principio, es relativamente
blanda y se rompe fácilmente, pero más tarde,
cuando se consolidan, se retraen para formar cicatrices. De esta
forma, la limitación del movimiento puede ser progresiva.
En el caso de la articulación del hombro, por ejemplo, la
formación de adherencias puede limitar considerablemente
el movimiento, «aglutinándose» la
cápsula en forma de pliegues, si se tolera que la
articulación permanezca durante largo tiempo en la
misma posición.

d) Desplazamiento o desgarro del
fibrocartílago intracapsular o presencia de un cuerpo
extraño en la articulación. En este caso, puede
presentarse una limitación tanto activa como pasiva de la
movilidad cuando se acompaña de dolor intenso, a
consecuencia de lo cual la articulación queda trabada por
el espasmo muscular,

e) Destrucción cartilaginosa u ósea. El
dolor que se origina puede limitar el movimiento activo y pasivo
y las superficies articulares no pueden deslizarse
fácilmente unas sobre otras. La anquilosis ósea o
fibrosa limita ambos movimientos. Un obstáculo
óseo, como sucede en la miositis osificante, limita el
movimiento en el sentido del obstáculo.

f) En ocasiones, no se aprecia ninguna causa
orgánica, pero el paciente no puede mover una
articulación.

Prevención de la rigidez articular

Siempre que sea posible, la obligación del
fisioterapeuta es impedir que se produzca rigidez en una
articulación y, por tanto, debe procurar eliminar el dolor
y la posibilidad de una incapacidad permanente. De esta forma, en
muchos casos, puede reducirse extraordinariamente el
período de rehabilitación y un retorno
rápido a sus quehaceres. El aforismo «prevenir es
mejor que curar» halla su mejor aplicación en el
caso de las articulaciones rígidas.

Los métodos de
prevención varían, en cierto grado, según la
causa de la rigidez potencial. El engrosamiento de la piel y de
la fascia y la formación de cicatrices pueden combatirse
mediante la aplicación de calor,
fomentaciones o masajes. Debe mantenerse la eficiencia
muscular mediante el ejercicio para impedir la atrofia por
desuso. Los músculos potentes adecuados, trabajando contra
la máxima resistencia, pueden utilizarse para conseguir un
sobreesfuerzo y asegurar la contracción de los
músculos que actúan a través de
articulaciones inmovilizadas; por ejemplo, después de un
traumatismo o de una intervención quirúrgica sobre
la rodilla, pueden activarse el cuadríceps y los flexores
del muslo mediante potentes contracciones de los músculos
de la cadera y del pie de ambos miembros. Además, debe
enseñarse al paciente la iniciación y
práctica voluntaria de contracciones estáticas de
estos músculos en intervalos frecuentes. Un consejo
útil es «cinco minutos cada hora». Los
músculos potentes, tales como el cuadríceps,
deltoides, gemelos y glúteos, se atrofian
rápidamente cuando no existe una resistencia suficiente a
su contracción. En los casos de parálisis flaccida,
el movimiento pasivo mantiene la movilidad articular y la
extensibilidad de los músculos; uno o dos movimientos de
amplitud completa, dentro de los límites
fisiológicos, una o dos veces al día, son
suficientes para este propósito. Cuando existe
desequilibrio muscular puede requerirse la aplicación de
férulas. La amplitud del movimiento articular puede
mantenerse en la parálisis espática por la
iniciación del movimiento reflejo. Toda acción
forzada de movimiento pasivo o de fuerte resistencia,
están contraindicadas después de los traumatismos
recientes del codo debido al peligro de la miositis
osificante.

Puede impedirse la formación de adherencias en los
tejidos colágenos de los tendones, ligamentos y fascias
combatiendo el derrame del exudado serofibrinoso, especialmente
procurando su eliminación. Los vendajes compresivos, las
compresas frías, la quimioterapia y el reposo reducen el
derrame al mínimo durante la fase aguda, combatiendo la
causa de la exudación o reduciendo la circulación
en la región. Es de cierta importancia la posición
de reposo, ya que así se consigue un grado igual de
tensión sobre todas las fibras de la cápsula. Si
una porción de la cápsula es débil y
propensa a la formación de pliegues, se constituyen
rápidamente adherencias que se aglutinan; por tanto, la
articulación de la rodilla debe mantenerse en reposo a 20
grados de flexión y la articulación del hombro en
ligera abducción.

Excepto en los casos de infección bacteriana, debe
intentarse por todos los medios la
eliminación del exudado o de la tumefacción antes
de que se organicen las adherencias, incluso si la
articulación afecta ha estado
sometida al reposo durante un tiempo para impedir la
exudación sucesiva. La elevación de la zona afecta,
el vendaje elástico y los ejercicios activos
rítmicos de los músculos y articulaciones vecinos
contribuyen al retorno venoso y aseguran la libertad de
movimientos de los tendones que discurren por encima de la
articulación afecta. Si es necesario pueden emplearse
otros métodos para mejorar la circulación, tales
como los baños de contraste, el masaje y el calor. Los
cuidadosos movimientos activos de la articulación afecta
deben empezarse lo más pronto posible y progresar
rápidamente. Estos movimientos mantienen la potencia de
los músculos actuantes, aseguran la libertad de los
tendones y permiten la continuidad del movimiento. Pueden
emplearse también los movimientos pasivos, pero tienden
con mayor facilidad a producir pequeños traumatismos de la
articulación afecta con el consiguiente derrame, y su
efecto sobre la circulación es mínimo.

TÉCNICA DE
LA MOVILIZACIÓN DE LAS ARTICULACIONES

El objeto de la movilización consiste en mantener o
aumentar el grado de movimiento existente en una
articulación. La relajación, los movimientos
pasivos relajados y forzados, las manipulaciones y los ejercicios
asistidos, libres, asistidos-resistidos y con resistencia o las
actividades generales desempeñan todos, según los
casos, una parte importante en la movilización de las
articulaciones. Ya se ha descrito la técnica de la
relajación, así como las manipulaciones bajo
anestesia, que son del dominio del
médico o del cirujano , y las técnicas
de facilitación neuromuscular propioceptiva que se
recomiendan como el método
más efectivo de ejercicios resistidos. Con relación
a todos los ejercicios libres, es conveniente señalar que
los resultados del efecto movilizador no solamente dependen de la
elección de un determinado ejercicio, sino que
están supeditados en gran manera a la forma de
practicarlo. El movimiento de amplitud total a ritmo natural,
respetando el límite de la amplitud, repitiéndolo
muchas veces y a intervalos frecuentes, parece ser el más
efectivo, pero a veces puede realizarse un movimiento más
rápido o una contracción completa.

Valoración del progreso

Antes de empezar el tratamiento es esencial la medición de la amplitud actual del
movimiento articular (véase pág. 35), y en el curso
del tratamiento deben realizarse mediciones a intervalos
regulares para permitir la adecuada valoración del
progreso logrado. Si dicho progreso no es satisfactorio, debe
modificarse o variarse el método de tratamiento y si, a
pesar de ello, continúa siendo inefectivo, debe realizarse
una nueva investigación de las posibles causas de la
limitación.

ARTICULACIONES DEL PIE

Todas las articulaciones del pie contribuyen a la capacidad de
adaptación del mismo para la deambulación sobre
cualquier superficie y a su resistencia. Exceptuando las
articulaciones tarsianas transversas y la subastragalina, la
amplitud de movimiento en las articulaciones intertarsianas,
tarsometatarsianas e intermetatarsianas es muy pequeña y
no puede localizarse a una sola articulación.

Movimientos pasivos relajados del pie

Articulaciones Ínterfalángicas de los
dedos

Cada una de estas articulaciones puede movilizarse
separadamente con el paciente sentado o
acostado, con el pie relajado. Se fija el hueso proximal
de la articulación que debe movilizarse, se aplica la
tracción en el eje longitudinal de la articulación
y se practica la amplitud máxima de flexión y
extensión con una ligera pausa para ejercer una
sobrepresión al final de cada movimiento. Generalmente, la
extensión requiere mucha atención ya que la curvadura de los dedos
impide con frecuencia este movimiento.

Articulaciones metatarsofalángicas de los
dedos

Decúbito; flexión, extensión,
abducción, aducción y circun ducción del
dedo (pasivas).

Los movimientos pasivos de cada articulación pueden
realizarse separadamente o moviendo simultáneamente las
cinco articulaciones, en cuyo caso los dedos de la mano del
fisioterapeuta fijan los metatarsianos, con el pulgar en el dorso
del pie, y con la otra mano se sujetan las falanges proximales y
se realiza una ligera tracción para ejecutar los
movimientos en las articulaciones metatarsofalángicas,
acentuando particularmente la flexión. Es preferible este
método alternativo ya que se asemeja más al
correcto movimiento funcional de los dedos al hacer la garra
sobre el suelo. Para la
abducción y aducción, todos los dedos se mueven
conjuntamente, hacia dentro o afuera con relación el eje
del cuerpo. El dedo gordo puede requerir una especial
atención. Cuando las articulaciones están sometidas
a tracción, son posibles también algunos
movimientos accesorios de rotación y de deslizamiento
anteroposterior.

ARTICULACIÓN DE LA RODILLA

Las articulaciones entre los cóndilos femorales y las
mesetas tibiales permiten la flexión y la extensión
y la rotación en semiflexión. Esta última es
posible en dicha posición solamente cuando los ligamentos
internos y externos, que se hallan situados algo posteriormente
con relación a la articulación, están
distendidos al doblarse la rodilla. Los movimientos de
deslizamiento en todas direcciones son posibles en la
articulación femororrotuliana cuando está relajado
el cuadríceps femoral, por lo que este movimiento debe ser
completamente libre para permitir doblar la rodilla.

Movimientos pasivos relajados de la rodilla

En la articulación femororrotuliana

Como sea que la libertad de movimiento de la rótula no
puede mantenerse solamente por las contracciones repetidas del
cuadriceps, el hueso debe movilizarse pasivamente. Con la rodilla
en extensión completa y los músculos relajados, se
sujeta la rótula entre el índice y el pulgar de
ambas manos y se desplaza de arriba a abajo y por ambos
lados.

Entre todas las superficies articulares de la
rodilla

a. Decúbito; flexión y extensión de
la cadera y rodilla (pasivas) .

Con el paciente en decúbito y relajado, el
fisioterapeuta en posición erecta y con un pie
delante del otro, sostiene el muslo con una mano y con la otra
mano ejerce sujeción alrededor del tobillo y realiza
tracción. Entonces se movilizan las articulaciones de la
cadera y de la rodilla hasta la flexión completa, al final
de la cual, la mano del fisioterapeuta, que se halla debajo del
muslo, se desliza hacia la cara anterior de la rodilla con el
objeto de ejercer una sobrepresión al final del
movimiento. A medida que la cadera y la rodilla vuelven a la
posición de extensión, esta mano vuelve a su
posición original con el objeto de impedir una
hiperextensión brusca de la rodilla al final del
movimiento.

b. Semidecúbito; flexión y extensión
de la cadera y de la rodilla (pasivas).

Ambas piernas reposan sobre el tablero o puede moverse la que
está más elevada. En este último caso, la
pierna debe ser sostenida con las manos durante todo el
movimiento, en suspensión, sobre una tabla o en el agua.

  • c. Semidecúbito en flexión;
    rotación de la rodilla (pasiva).

Para la rotación de la rodilla se sostiene
verticalmente el muslo con la rodilla flexionada en ángulo
recto. El fisioterapeuta sostiene el muslo con una mano y con la
otra sujeta el talón, con lo que la planta del pie
descansa sobre su antebrazo, o bien sujeta la parte inferior de
la pierna inmediatamente por encima del tobillo.

Para localizar el movimiento en la articulación de la
rodilla, son más cómodas las posiciones de
decúbito lateral o prono.

ARTICULACIÓN DE LA CADERA

La articulación entre la cabeza esférica del
fémur y el acetábulo es poliaxial y muy estable. La
amplitud del movimiento puede llegar a limitarse en alguna o en
todas direcciones, pero la alteración más
común es la combinación de flexión,
aducción y rotación externa. Por tanto, debe
prestarse la máxima atención a la movilidad de la
extensión, abducción y rotación interna.

Movimientos pasivos relajados de la cadera

Decúbito; abducción y aducción,
rotación externa, flexión y extensión
(pasivos).

La pierna que no tenga que movilizarse debe estar fija y en
completa abducción, bien por un saquito de arena o
flexionando la rodilla colocada sobre la tabla de soporte, y con
el paciente en relajación. Con el antebrazo en
supinación, el fisioterapeuta coloca una de sus manos por
debajo del muslo y con la otra sostiene la pierna a nivel del
tobillo, ejerciendo tracción y abducción (30 grados
aproximadamente del plano medio) y aducción. La
rotación interna y externa puede realizarse ejerciendo
tracción sobre el talón y girando alternativamente
la rodilla hacia fuera y adentro.

El apoyo por debajo del muslo y alrededor del tobillo o del
pie se realiza para la flexión; la mano colocada por
debajo del muslo se moverá a medida que se flexiona la
rodilla hasta colocarla a nivel de las caras anterior y laterales
de la rodilla, y se continuará flexionando el muslo,
ejerciendo una sobrepresión en la parte anterior de la
rodilla y extendiendo la pierna, con lo que el talón
tocará al plano de la tabla y después se
permitirá que descanse toda la pierna. En esta
posición todavía es incompleta la extensión,
por lo que el paciente deberá colocarse en
decúbito lateral o prono,
lográndose una extensión de unos 15 grados
aproximadamente. Puede realizarse simultáneamente una
combinación de abducción y rotación externa
y de aducción y rotación interna en ambas caderas,
colocando al paciente en posición de tumbado incorporado,
de forma que se combinen los cuatro movimientos angulares, en
cuyo caso se mantiene siempre la rodilla en flexión.

ARTICULACIONES DE LA COLUMNA LUMBAR

El movimiento entre dos vértebras adyacentes es muy
limitado, pero la suma de todos estos movimientos conduce a la
producción de una amplitud considerable de
la columna considerada en su totalidad. Los movimientos posibles
varían según las distintas regiones de acuerdo con
la forma y grosor de los discos intervertebrales, la dirección de las superficies articulares y
la forma de las apófisis espinosas. La columna vertebral
puede movilizarse en conjunto o por regiones.

  • A. región lumbar

Movimientos pasivos en relajación de la
región lumbar

Debido al peso del cuerpo, estos movimientos se realizan
más fácilmente en suspensión,
lográndose la mejor acción de palanca fijando la
parte superior del cuerpo y movilizando la inferior.

Semidecúbito (pelvis y miembros inferiores en
suspensión); flexión y extensión lumbar
(pasivas).

Para la flexión y extensión, el paciente se
coloca en decúbito lateral con la pelvis y las piernas en
suspensión axial. Con las caderas y las rodillas
extendidas se realiza un movimiento de balanceo de la parte
inferior del cuerpo hacia delante y hacia atrás.

Decúbito (pelvis y miembros inferiores en
suspensión); flexión lateral lumbar
(pasiva).

La pelvis y las piernas se mueven de un lado hacia el otro,
logrando la fijación por presión en la cintura
sobre el lado hacia el que se realiza el movimiento.

Movimientos pasivos forzados de la región
lumbar

Flexión. Se coloca el paciente con las manos
por detrás de su cabeza, con ambas caderas y rodillas
completamente dobladas hacia el tórax y las rodillas
dirigidas hacia el hombro hasta que las nalgas se despeguen del
plano de reclinación; entonces se fuerza el movimiento por
presión brusca sobre la cara anterior de las rodillas.

Extensión. Con el paciente en posición
de decúbito prono, una de las manos del fisioterapeuta se
coloca sobre la región lumbar y con el otro antebrazo
sostiene por debajo ambos muslos y más tarde los eleva
vigorosamente. El antebrazo debe sostenerse horizontalmente para
impedir la torsión.

Flexión lateral. El paciente se mantiene en
decúbito lateral con las piernas extendidas. El
fisioterapeuta se halla situado por detrás y ejerce una
firme presión hacia abajo sobre el lado superior de la
cintura con una mano y, utilizando esta mano como fulcro, sujeta
por encima de las rodillas y eleva ambas piernas con un
movimiento de balanceo y en dirección hacia arriba.

Ejercicios ayudados para la región lumbar

Se realizan generalmente en forma manual a medida
que el paciente practica activamente el movimiento con las
piernas en suspensión axial o en hamacas.

Algunas posiciones mantienen la columna lumbar en el
límite de la amplitud libre del movimiento.

Flexión. Sentado en el suelo, sentado sobre las
piernas, sentado en una escalera, arrodillado y sentado.

Extensión. Decúbito, decúbito
lateral
(almohada debajo de la cintura).

Flexión lateral. Sentado de lado, sentado
(almohada debajo de una nalga).

Ejemplos de ejercicios libres para las articulaciones
lumbares

a. (1) Decúbito encorvado o

(2) sentado en cuclillas; pelvis doblada.

b. Grandes pasos o sentado a horcajadas; tronco
hacia delante y elevado.

c. Tronco doblado hacia delante y encorvado por
detrás.

d. Arrodillado en pronación; tronco flexionado
lateralmente.
(menear la cola).

e. Un pie sobre un soporte (apoyo lateral del pie);
tronco

doblado hacia un lado.

f. En suspensión; oscilación del miembro
inferior hacia un lado (desde la cintura).

B. región dorsal

En esta región están limitadas la
flexión, extensión e inclinación lateral,
pero la rotación es libre. La tendencia a adoptar la
posición de flexión y limitar así el
movimiento de las costillas en la inspiración debe inducir
a considerar como de la máxima importancia la
extensión y el enderezamiento.

En esta región, los movimientos pasivos, para que
alcancen efectividad, deben ser de carácter forzado.

Ejemplos de ejercicios para la columna vertebral en
conjunto

Todos los ejercicios en que se usen pelotas pesadas, mazas de
gimnasia,
bastones y aros procuran grandes amplitudes de los movimientos
del tronco.

tórax

Las costillas se mueven con la respiración y con la columna dorsal. Cuando
se reduce la amplitud de las excursiones respiratorias, el
tórax puede expansionarse o ser incapaz de relajarse, o
ponerse tenso y ser incapaz de expansionarse. En el primer caso,
puede mejorarse la movilidad mediante los ejercicios de
relajación y de respiración que aumentan la
espiración y, en el segundo caso, los ejercicios de
relajación y respiración mejoran la eficacia
requerida para los músculos inspiratorios.

Ejercicios espiratorios

Se trata de ejercicios generales de respiración con
acentuación de la espiración y relajación.
Se enseña al paciente a invertir el esfuerzo de la
respiración, de forma que la espiración se
convierta en un acto muscular y la inspiración
actúe como movimiento de retroceso. La inspiración
debe ser lo más profunda posible y la espiración
debe prolongarse y ayudarse por la presión sobre las
partes anterolaterales de la pared inferior del tórax. Al
principio, se practica la relajación general entre cada
ejercicio, ya que la respiración regulada es muy fatigosa
y requiere mucha concentración. Se utilizan también
los ejercicios para movilizar el cinturón escapular y la
columna dorsal y se adaptan para contribuir a los movimientos del
nuevo tipo de respiración.

Ejemplos de ejercicios para aumentar la amplitud
espiratoria

  • a) Semidecúbito; relajación
    general.

  • b) Semidecúbito; respiración
    diafragmática, estimulando la relajación de la
    pared abdominal en la inspiración y la
    contracción en la espiración.

  • c) Semidecúbito; respiración con
    presión durante la
    espiración por las
    propias manos del paciente o por las del fisioterapeuta.

    Pueden aplicarse también vibraciones intensas para
    aumentar el efecto de la presión.

  • d) Semidecúbito; respiración con la
    cadera y rodilla flexionadas para presionar sobre el
    tórax durante la espiración.

  • e) Sentado e inclinado, en relajación;
    elevación del tronco con la inspiración y
    relajación en la espiración
    prolongada.

  • f) Sentado; giro del tronco con el brazo
    bamboleante, espiración y relajación durante el
    giro e inspiración al volver hacia delante.

Ejercicios inspiratorios.

Puede ser necesario que abarquen todo el tórax
(generales) o una zona determinada (localizados).

Generales. Por regla general, para aumentar la
amplitud respiratoria, deben ejercitarse progresivamente los
músculos de la inspiración y librarlos de la
oposición de las potentes estructuras anteriores,
particularmente de los músculos pectorales mayores, y del
peso de la cabeza y de los hombros que pueden ser causa de
posturas inclinadas. La movilización de la columna dorsal
y del cinturón escapular y la corrección de la
postura y la relajación son esenciales, además,
para enseñar al paciente el uso de todo el tórax e
inculcarle así un nuevo y mejor hábito de
respiración. Al propio tiempo, se enseña al
paciente la forma de realizar la inspiración profunda con
el tronco apoyado, relajado y enderezado. Es preferible la
posición de Semidecúbito, ya que la
presión sobre la espalda es insuficiente para impedir el
movimiento en las articulaciones costovertebrales y el diafragma
queda libre de la excesiva presión abdominal.

El movimiento en todas las regiones del tórax puede
estimularse mediante la presión sobre zonas determinadas,
tales como las costillas inferiores por delante y por
detrás (expansión diafragmática, basal o
costal inferior), o por debajo de los brazos (expansión
axilar o costal lateral), o por encima del esternón
(expansión apical). Los ejercicios que realizan la
rotación externa o la elevación de los brazos y
extienden la columna vertebral contribuyen a la expansión
de la caja torácica y, siempre que sea posible, las
actividades que hacen reír y respirar fuerte aumentan las
excursiones respiratorias. Los ejercicios de resistencia de los
miembros inferiores aumentan la presión intra-abdominal y
estimulan el movimiento del diafragma.

Ejemplos de ejercicios para aumentar la amplitud
inspiratoria

  • a. Semidecúbito; relajación y
    respiración profunda.

  • b. Semidecúbito; expansión costal
    inferior, contra la resistencia de un vendaje en
    circulo.

  • c. Relajación y agachado; doblar la
    espalda e inspiración profunda.

  • d. Sentado; rotación del brazo hacia fuera
    con inspiración profunda.

  • e. Sentado en relajación; elevación
    del brazo y enderezamiento del tronco como en el bostezo o
    desperezo.

í. Saltar, correr o balancearse para «sacar
el aire».

Local. Puede inducirse al paciente a limitar los
movimientos respiratorios a una gama determinada, que comprende
el tejido pulmonar subyacente. Primeramente se establecen la
postura y alineación correctas y se localiza la zona
mediante una compresión manual contra el cual el paciente
debe intentar presionar. Se requiere atención y paciencia,
por lo que el ejercicio debe ser frecuente y de breve
duración.

BIBLIOGRAFÍAS

  • 4. Cambras Alvarez Rodrigo y otros. Programas para
    las áreas terapéuticas de la cultura
    física, INDER, MINSAP, MINED.

  • 5. Colectivo de Autores. Tratado de ortopedia
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  • 6. J. J. Freitag , L. W. Miller . Manual de
    terapéutica Medica. Editorial Científico
    Técnica (4ta Edición) .Habana,1984.

  • 7. S. N. Popov. La Cultura Física
    Terapéutica."La Cultura Física
    Terapéutica en las afecciones de las articulaciones".
    Editorial Pueblo y Educación 1988.

  • 8. Colectivo de Autores. La cultura Física
    Terapéutica." Bases para la aplicación de La
    cultura Física Terapéutica".Editorial Pueblo y
    Educación.1988

  • 9. Colectivo de Autores .Mecanismos de la influencia
    fisiológica del Masaje sobre el organismo. Editorial
    Pueblo y Educación. Habana 1989.

 

 

Autora:

Lic. Francisca Suárez Asea

Sede Universitaria de cultura
física.
Antilla.

Partes: 1, 2
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